Pocos casos hay en la música, y menos aún en los tiempos que
corren, en los que surja un grupo que ofrezca algo novedoso y que no se haya
visto antes. Ars Amandi es uno de esos casos.
Siempre ha habido artistas que se han atrevido a innovar y
experimentar en sus campos. El hecho de que grupos de rock introdujesen
elementos folk en sus creaciones (como la flauta o la gaita) ya se había visto fuera de nuestras fronteras con Jethro Tull, o aquí en España con bandas como Ñu o más recientemente Mägo
de Oz. Pero Ars Amandi dieron un paso más allá, incorporando instrumentos de
viento típicamente castellanos y totalmente desconocidos para el gran público,
casos de la dulzaina y el pito castellano.
El grupo se forma en Madrid, con la figura de Dani Aller
como fundador del mismo. Él es el encargado de introducir los elementos castellanos anteriormente citados en
las canciones del grupo, así como su principal compositor. Una vez conformada
al completo la banda graban una maqueta, gracias a la cual consiguen un
contrato con la discográfica Pies.
Un año después, ya en 2004, publicarían su segundo álbum En
tierra firme, donde perfeccionan esa mezcla tan característica de rock
y folk. Destaca, entre otros, el tema No
queda sino batirnos basado en las andanzas del Capitán Alatriste, y escrito
por Txus de Mägo de Oz. También la canción Escuchando
al corazón que fue elegido como single. Por aquel entonces, Ars Amandi ya
habían creado lazos con grupos como Lujuria o Sínkope, y sobre todo con Mägo de
Oz, que les eligió para que fuesen sus teloneros en la gira de “Gaia”, actuando
en grandes recintos como el Palacio de Vistalegre de Madrid, lo que les valió
para consolidarse y ganar un nutrido número de seguidores, gracias a la propuesta
musical similar que compartían ambas formaciones.
En 2005 sale a la venta Camino al destino, su tercer álbum y
quizá el más maduro hasta ese momento. Se puede apreciar un sonido diferente en
las guitarras, sonando éstas con más fuerza y potencia que en anteriores
grabaciones. Recordemos que sacan sus tres primeros discos en apenas tres años
(2003, 2004 y 2005), lo que indica una capacidad de creación muy importante.
Como viene siendo costumbre, al año siguiente ve la luz su
cuarto álbum Desterrado entre sueños. Puede percibirse un aroma
“hardrockero” más acentuado que en anteriores discos, pero sin perder su seña
de identidad: los instrumentos musicales de origen castellano. Después de estos años, el guitarrista Paco Moreno decide
abandonar el grupo, por lo que Dani Aller (verdadero artífice del grupo) se convierte en el único miembro
original que permanece en el seno de la formación.
En 2010, y rompiendo la norma autoimpuesta de publicar un
disco por año, sale a la venta El rincón de los deseos, su quinta
obra.
Las idas y venidas de diferentes miembros han sido una
constante en la carrera del grupo, lo que parece ser una de las causas de la
desaparición de Ars Amandi de los escenarios durante varios años.
Reaparecieron en el año 2014, con un concierto en la Sala
Caracol, en su Madrid natal. Para tal cita contaron con colaboraciones
especiales, como la del flautista Fernando Ponce de León (ex-Mägo de Oz). El
concierto fue un éxito y la sala se llenó, lo que ya era un indicativo de las
ganas que había de tener al grupo de vuelta.
El último material que tenemos de ellos es el EP El
arte de amar publicado en 2015 con cuatro temas nuevos.
Quizá en una primera escucha, lo primero que le venga a
alguien a la cabeza sea “otro grupo como Mägo de Oz”. Y puede que, sólo en
parte, razón no les falte. Pero si no nos quedamos únicamente en lo superficial
Ars Amandi son más que eso, son un grupo con vida propia y una definida seña de
identidad. Quizá nunca lleguen a llenar pabellones o estadios, pero su
propuesta musical está ahí, claramente marcada. Se arriesgaron a aunar
elementos típicos del folk castellano con rock, sabedores de que el público rockero
en España suele ser reacio ante lo novedoso. La jugada les salió bien, y
gracias a ellos muchas personas descubrimos lo que eran instrumentos como la
dulzaina o el pito castellano, y lo bien que podían casar con unas guitarras.
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Autor: Aitor Y.
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